Pereruela es un municipio situado en la comarca de Sayago, en la provincia de Zamora, perteneciente a la Comunidad Autónoma de Castilla y León (España). Históricamente conocida por su tradición alfarera, que se remonta desde tiempos antiguos hasta nuestros días.

Mapa de situacion de la provincia de Zamora en España
Mapa con las comarcas de Zamora

Los vestigios arqueológicos más antiguos que se conocen en el término del pueblo, por el momento, se remontan al Calcolítico, período representado por los hallazgos de Los Hociles. Los siguientes restos documentados corresponden a cerámicas realizadas sin torno durante la Edad del Hierro. En algunos otros yacimientos del término (Los Casales, el Teso de Bárate, Los Castillos, por poner algunos ejemplos) se constatan cerámicas representativas de diferentes momentos, correspondientes a la Edad del Hierro y a épocas romana, tardoantigua y medieval.

Por lo que respecta a la actual ubicación del pueblo, los restos más antiguos identificados se fechan en época romana, probablemente entre los siglos I y III d. C., manteniendo una cierta continuidad en cuanto a barros se refiere, con mayor o menor presencia, hasta nuestros días. Fuente: Julián A. Santos Villaseñor y Ramón M. Carnero Felipe

Imagen con dibujo de un alfar de la época romana

Alfar de la época romana

De la época de la Alta Edad media se tiene las primeras noticias de la elaboración de cerámica que le ha dado fama. En esta época se comienzan a regular los derechos del barro “blanco” o caolín y el barro bermejo o colorado”. El barro bermejo tenía un reñido derecho de expropiación y llegó a pertenecer este derecho a una sola persona como sucedió a mediados del siglo XVIII.

Fotografia de un horno romano

Horno romano

¿Qué es un horno?

El diccionario de la Real Academia de la Lengua (RAE) define la palabra horno de la siguiente manera:

“Del latín furnus, fábrica para caldear, en general abovedada y provista de respiradero o chimenea y una o varias bocas por donde se introduce lo que se trata de someter a la acción del fuego”.

“Tahona en que se cuece y vende el pan”.

“Horno de campaña, de fácil transporte e instalación para cocer el pan en los campamentos militares”.

Además, como muestra del protagonismo del horno en la vida cotidiana de otros tiempos, encontramos algunos refranes. El viejo dicho castellano de “no está el horno para bollos” indica la inoportunidad para hacer o decir algo, pues de hacerlo seguramente alguien o algo se quemará.

La primera preocupación humana, el sustento, ha llevado a nuestra especie a buscar fórmulas eficaces para preparar sus alimentos y transformarlos en manjares. El fuego en primer lugar, y el horno de leña como una primera manipulación del fuego, han sido herramientas bien manejadas desde hace miles de años para el logro de este fin que aúna subsistencia y placer: el bien comer.

Evolución del horno de leña

La primera y más primitiva forma de horno consiste en hacer un hoyo en la tierra, calentar su fondo directamente con brasas, o con piedras duras (sílices, basalto etc.). Sobre las piedras previamente calentadas, se colocan los alimentos envueltos en hojas u otro materiales leves aptos para la alimentación. Después se tapan bien con tierra y piedras para evitar la pérdida de calor.

El descubrimiento de la cerámica con barro cocido en el Neolítico propiciará que se inventen los hornos ladrillo y o barro cocido. A veces mezclado con otros materiales. El horno de barro dedicado en un principio a cocer cerámica aparece por el Oriente (Japón China) hace unos 10 000 años. De la presencia de hornos de barro para cocer alimentos tenemos noticia, sobre todo, en las primeras grandes civilizaciones asentadas en las orillas de los ríos (Indo, Ganges, Tigris, Éufrates y Nilo)

El horno para cocinar

Mujer cocinando en un horno Tandoor

Mujer calentando un horno de cámara baja para hacer pan

El horno para cocinar, ha desarrollado distintas versiones. Con el fuego en una cámara baja o caldera y con una o dos cámaras de cocción encima, la segunda separada por una parrilla o similar; y el horno de una sola cámara, abovedada dentro de la cual se hace el fuego primero y se cuecen los manjares después.

También se han dado distintas versiones para resolver el “tiro” de la lumbre de su interior. La más frecuente en los hornos tradicionales pequeños en la España rural (trasladado en su día a América) era el tiro por la boca. Este modelo evita pérdidas una vez cerrada para cocer, y es especialmente adecuado para cocina sin brasa una vez calentado el horno.

También los hay con un segundo tiro lateral o chimenea en alguna parte de la bóveda, lo que mejora el tiro y permite el mantenimiento de la brasa una vez cerrada la boca.

Finalmente se están generalizando el sistema de tiro (metálico) o chimenea a lado de la boca del horno, fuera de la bóveda, lo que permite el logro de varias mejoras. Por un lado conservar el calor (se ha mejorado el cierre de la boca y el aislamiento de la bóveda), se mantiene el tiro si se necesita durante la cocción sin pérdida significativa de temperatura. Además, se canaliza el humo de forma segura evitando incomodidades y suciedad. Este es el caso de los hornos que le ofrecemos, nuestros hornos de leña de Pereruela

Cocinar en Hornos de Leña de pereruela

La calidad de los barros refractarios empleados es sin duda uno de los factores principales que determina la eficacia del horno de leña para asar, su capacidad para acumular calor y desprenderlo lentamente (inercia térmica) y la porosidad que propicia la absorción de determinados aromas no deseados

Pizzas hechas en horno de leña

La elaboración de platos en un buen horno de barro es todo un ritual con el que disfrutar con familia y amigos. Este proceso ha de hacerse con cierta calma, pues tanto el encendido como el manejo del horno no admite demasiadas prisas. Mientras se charla y degusta un buen vino y alguna tapa con los que serán compañeros de mesa.

Se ha de estar especialmente atento a la temperatura que alcanzan nuestros hornos  de leña de Pereruela (que el pirómetro nos dará con mayor certeza que el viejo “rebujo” de papel que nuestras abuelas echaban al horno para comprobar por su color o encendido si “el horno estaba para bollos”) y al tiempo de cocción, para evitar que, en el caso de asados, éstos se “arrebaten” por exceso de calor o se “entrecuezan” o “sangren” por baja temperatura.

Al horno agradecido, si después de haber asado le metemos una olla de legumbres gustosamente condimentadas, en sus largas horas de lento enfriamiento terminará por proporcionarnos un sabroso cocido.

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En Alfarería Zamora fabricamos Hornos de leña de Pereruela. Si tienes interés en recibir información adicional, no dudes el llamarnos sin compromiso. Te atenderemos encantados

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